La fuerza del destino.

Sirlene y David no lo sabían, pero estaban destinados a estar juntos. Cada uno caminó por su lado sin sospechar que desde un principio había una fuerza que luchaba por unirlos. Sardina del Norte fue el hilo conductor de cada una de sus vidas, y  finalmente se erigió como símbolo de esta maravillosa familia. Solo hay que estar con ellos unos minutos para darse cuenta de que el destino no se equivoca. Esa dulzura y serenidad que se respira a su lado es la mejor prueba de ello. Sus miradas, junto con el pequeño David, transmiten una paz difícil de describir… Será la fuerza del destino…

 

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