La primera comunión ha pasado a ser mucho más que un acto meramente religioso. Es un día especial no solo para el protagonista sino para toda su familia; Un día para celebrar que comienza una nueva etapa en la vida de un niño que quizá ya no sea tan niño… Un día único para esta familia donde Kike y Bea se entregaron en cuerpo y alma para que Fran disfrutara de este momento que recordará para siempre. Una sesión única en la que dejaron fluír los sentimientos, en la que cada imagen refleja a la perfección la personalidad de cada uno de ellos. El cariño de Bea y Kike, la espontaneidad y alegría de Irene, la naturalidad de Fran, la unión, la esencia de esta familia… Una jornada cargada de emotividad porque tuve el privilegio de poder estar presente de alguna forma en este momento tan importante en la vida de una familia realmente especial… No cambien nunca…